jueves, 17 de abril de 2014

La tradición del Mayo entre los miedos de la noche de Beltaine y el mito ontológico de la resurrección.

Si hasta nuestros días la costumbre de los mayos ha llegado tan poco documentada es sin duda por la razón de que en ella confluyen varios aspectos, relacionados todos ellos con la propia trascendencia  de la vida. En el periodo que transcurre entre la segunda quincena de abril y Mayo la primavera convierte año tras año lo muerto en vivo a través de la regeneración de la vegetación y principalmente del árbol. Este hecho no ha pasado inadvertido nunca al ser humano que desde el inicio de los tiempos ha dado un carácter totémico al árbol. Sabemos fehacientemente que la iglesia Católica introducía sus festividades solapándolas con ritos y costumbres paganas siendo varias las festividades de Abril y Mayo.  Los Pueblos germánicos llegados a la península trajeron consigo los ritos de la noche de Walpurgis  noche donde trasgos, duendes, brujas vampiros etc llevaban a cabo su gran aquelarre en bosques y montañas  esta tradición que en el origen celta se conocía como noche de Beltaine se termina trasladando a partir de la brujería (la más antigua religión matriarcal) al final de abril relacionándola con la fertilidad y los atributos sexuales. El mayo en si mismo, árbol que en muchas ocasiones queda desprovisto de ramas, como un gran palo o falo. Bona Dea también llamada Maya o Maia es la diosa de la fertilidad en la mitología Romana en la que se celebraba la llegada de la primavera apoderándose esta de la anterior diosa de origen germánico Walpurgis  pero con el mismo elemento principal de fertilidad y renacimiento trascendente, de resurrección de la vida. La llegada de los árabes a España introdujo los canticos y las rondas como elementos incluidos en la festividad de la primavera. Ya posteriormente la iglesia católica absorberá estas costumbres.  La semana Santa aparece con un idéntico carácter de renovación de la vida, de resurrección y protección. La cruz sustituye al árbol como tótem y la fecundidad se reinterpreta en el culto mariano mayo queda tras la semana Santa convertido en el mes de las flores, la cruz y la virgen maría. Pero en la noche del 30 de abril al uno de mayo prácticamente en toda Europa sigue apareciendo un elemento singular en el que un árbol es cortado y, más o menos decorado, es expuesto en plazas o lugares visibles y mantenido en él durante todo el mes de mayo. En torno a él mozos y mozas cantan y bailan, antiguamente en algunas poblaciones se aprovechaba la festividad para emparejar a los mozos y mozas solteros mediante subastas etc. Es curioso que en San Millán el mayo se sitúa en una peña visible desde todo el municipio, que a pesar de no tener ninguna otra característica, se le conoce como peña de la Cruz.