miércoles, 8 de febrero de 2012

vender experiencias?

Al final no me queda sino darle la razón a mi gran amigo Iñaky, ya se venia venir, yo incluso era unos de sus profetas, pero una cosa es profetizarlo y otra vérselo encima. El turismo Rural de alojamiento y desayuno se ha terminado, ha muerto. Ya, ni tan siquiera da los últimos coletazos, que nos han ido manteniendo de esperanza y llenado de desilusión. Es esta una fórmula, que al igual que el amor en la canción de Roció Jurado se ha muerto de tanto usarla. Cometimos la equivocación en tal acto de hedonismo de pensar que nuestras casas eran las mejores, que nuestros pueblos eran los mejores, que nuestros montes los mejores también  que hasta la hierba que pisábamos desprendía una tranquilidad, una calma y un sosiego que al urbanita madrileño, catalán o valenciano no le quedaría otro remedio que caer rendidos a nuestro nada.